viernes, 27 de agosto de 2010

Cambios

La vida esta llena de cambios... con cada cambio se crea una nueva posibilidad, una nueva oportunidad, una nueva responsabilidad... cambios...

Al igual que un grano de arena inclina la balanza, el aleteo de una mariposa crea un tsunami, con cada suspiro una flor cae...

Hay cambios que no los percibimos, son tan pequeños que no los vemos, pero tarde o temprano los sentimos... y nos damos cuanta, que sin importar lo diminutos que sean, estos cambios, todos los cambios, son importantes...

La marea puede subir, un espejo romperse, un corazón doler, la vida asfixiarse... pasar de la niñez a la adultez de un sopapo...

Los cambios nos definen, nos moldean, nos hacen ser y creer, caer y aprender... amar y sonreír, odiar y llorar, dormir y morir...

Queremos ser parte de algo que signifique una diferencia, un cambio, sin embargo somos tan ciegos, que no vemos nuestro propio reflejo en el espejo... no vemos que nuestro simple existir ya es un cambio... y si nos damos cuenta, creemos que es muy tarde para que signifique algo... simplemente somos...

Nessyta - The Dragonfly Hunter

jueves, 26 de agosto de 2010

Palabras vacías

Hay palabras que no sabemos cuando decirlas…

Hay palabras que nos ayudan a expresar lo que esta en nuestros corazones…

Hay palabras que no sabemos usar…

Hay palabras que usamos sin pensar…

Hay palabras que usamos para cubrir la realidad…

Hay palabras que decimos sin sentir…

Hay palabras que usamos sin el corazón…

Hay palabras que están perdiendo su valor…

Hay palabras que se están volviendo vacías y sin calor…

Hay palabras que se repiten para creer…

Hay palabras que usamos demasiado tarde…

Hay palabras que usamos muy pronto…

Hay palabras…

Hay palabras que solo son eso, palabras…

Sin sentido o razón, solo palabras…

Palabras…

Que con el tiempo pasamos a desvalorar…

Que usamos sin saber…

Que usamos sin sentir…

Hay palabras que son un cascarón vacío…

Palabras vacías…

Poesía Preguntona

¿Qué somos y a dónde vamos?

¿Somos eslabones en una cadena que crece sin cesar?

¿O peones en un juego aún por empezar?

¿Tenemos un rumbo o vivimos a la deriva?

¿Somos náufragos en una isla?

¿O individuos quietos, inertes en un mundo que naufragó?

¿Vivimos en el hoy o en el ayer?

¿Avanzando a un futuro que crece o desaparece?

¿Qué dirige nuestro andar?

¿Inercia o un Dios Celestial?

¿Qué hay a lo lejos?

¿Por qué hemos de avanzar?

¿Algún premio nos espera? ¿O un castigo ha de llegar?

¿Caminamos solos por la vida? ¿O la vida sólo nos ve caminar?

¿Qué tan profundo es el mar?

¿Tan profundo como para ahogar al mal?

¿Tan extenso como para calmar mi sed?

¿Sed de qué, de paz, amor o guerra?

¿Qué se llevó el viento? ¿Y a dónde lo dejó?

¿Lo traerá de vuelta o dado vuelta lo dejará?

¿Qué hace a una abeja sonreír y a una lechuza reír?

¿Lo mismo que a mi corazón latir y las alas de colibrí batir?

Muñequita de la Suerte

Ana era una chica solitaria. Pasaba los recreos sola, contemplando los árboles por la ventana o leyendo en un rincón. Le costaba mucho hacer amigos, ya que se mudaba constantemente por el trabajo de su padre. Esta vez parecía ser diferente, llevaban seis meses viviendo en aquella ciudad, y todo indicaba que se iban a quedar allí un largo tiempo. Las vacaciones de invierno habían terminado y Ana decidió que era tiempo de tratar de hacer alguna amistad. El primer día de clase salió al patio en el recreo, por primera vez en mucho tiempo. Miró a todos lados nerviosa, tratando de encontrar a algún compañero de su aula. Se acercó a un grupito, pero al no notar su presencia fue en busca de otro. Así siguió un rato, sintiéndose cada vez más sola y triste. Se sentó en una hamaca con la mirada fija en sus pies, “Siempre esta mañana”, pensó tratando de alegrarse. El viento movía su pelo castaño, como acompañando su pesar. No oyó sonar la campana. Poco a poco se fue quedando sola en el patio del colegio.

“¡Ana!” oyó que la llamaban. Levantó la cabeza con sorpresa ¿cuánto tiempo llevaba allí? Vio a una de sus compañeras acercándosele al trote. “¡Acá estabas! Cuando la profe vio que faltabas se preocupó mucho, porque siempre te quedas en el aula” Le dijo mientras le tomaba la mano, “vamos, que ya es tarde”.

La niña sonreía, no parecía enojada por haber tenido que ir a buscar a Ana. “Si vas a comenzar a salir en los recreos, avisame y te hago compañía, así no estas sola”. La cara de Ana se iluminó y con una tímida sonrisa le contesto “Gracias”.

Desde ese día las dos niñas comenzaron a pasar sus ratos libres juntas.

El último día de clases, Ana estaba un poco triste, porque iba a pasar algunos meses hasta que volviera a ver a su amiga.

“¡Ana!” la escuchó gritar mientras corría en su dirección, “Tomá, te compré un regalo” le dijo entregándole un pequeño paquete, “Es una muñeca de la amistad, así cuando te sentís sola, sólo necesitas mirarla para saber que estoy con vos”. Ana la abrazó con fuerza, sin palabras para expresar su emoción.

Comenzaron las vacaciones de verano y fuera a donde fuera, Ana siempre llevaba con ella la pequeña muñequita de madera. A veces mientras viajaba sentada en el asiento trasero del auto, tarareaba en su cabeza “Muñequita de la suerte, muñequita muñequita, de kimono siempre vistes, muñequita muñequita. Se que suerte me darás, porque eres de la amistad, y de tu amistad espero tener la suerte de siempre disfrutar”.

Al terminar las vacaciones Ana no volvió a ver a su amiga. Su padre había sido transferido a una nueva ciudad por trabajo. Se entristeció mucho al enterarse de la noticia, pero sabía que ya no era lo mismo. Ahora tenía a su muñequita para recordarle que en algún lado tenía una amiga.

Pasaron los años, las ciudades; amigos fueron y vinieron, pero ella siempre llevaba consigo su muñequita.

Había llegado el momento de abandonar el nido para Ana. Un mar de cajas y bolsas se esparcía por toda la casa. Bueno, es hora de partir, los de la mudanza están por llegar”. “¿Guardaste todo?” le preguntó su madre, “Sí, esta todo en las cajas salvo los documentos, mi billetera, las llaves y Claudia…” respondió mientras revisaba su bolso, “no esta… ¿mamá viste a Claudia?” siguió poniéndose nerviosa. “no, como siempre la tenés encima , no presté atención… ¿estará en alguna de las cajas?” “No sé, no recuerdo verla desde ayer”.

Comenzó a revisar las cajas más cercanas. “¿dónde esta, dónde esta?” pensaba cada vez más preocupada. Platos, ropa y libros, fue todo lo que encontró. “No puede ser ¿dónde se metió?”. Estaba cada vez más tensa. Sentía que se iba a largar a llorar en cualquier momento.

Llegaron los de la mudanza y se fueron llevando las cajas y bolsas que había revisado. Al cabo de una hora no quedaba nada más para revisar. “Seguro esta en algún lugar, ya va a aparecer”, le repetía la madre tratando de calmarla, “anda a mojarte la cara para relajarte un poco”. Así lo hizo. Abrió la canilla de agua fría y se empapó la cara, dejando caer algunas gotas sobre la ropa. Le dolía la cabeza, tanto por el cansancio de la mudanza como por la preocupación. “Se me parte la cabeza, mejor aprovecho y me tomo una aspirina”. Abrió el espejo-botiquín, y ahí estaba, mirándola con sus ojos negros y sonrisa pintados y barnizados. “¡Claudia!” Exclamó con alegría, “perdón, te debí dejar acá cuando vine a buscar algo”. La sostuvo en sus manos unos instantes sin parar de sonreír.

Guardó la muñequita en su bolso y tras saludar a sus padres, se fue. Mientras viajaba en el camión de la mudanza, frotaba con la mano el bolso y pensaba “muñequita de la suerte, muñequita muñequita…”

Hilo Rojo del Destino

Qué somos sino puntos en el espacio. Puntos esperando ser unidos por el hilo rojo del destino. Aquel hilo que también puede romperse y volverse a unir. Una unión que puede durar toda la vida como unos pocos segundos.

Oda a la Luna Llena

Creí verte a lo lejos. Miré otra ves y te ví. Brillabas como es tu costumbre, más parecías brillar para mí. Tu silueta se recortaba a la perfección sobre el manto oscuro que es tu lecho. Yo te observaba con gran admiración y embeleso. Puedes saber que a ti te pertenezco.

Me acompañas por el camino, y sin importar cuan largo y arduo sea, tu lo vuelves divertido. Juegas conmigo a las escondidas, apareciendo y desapareciendo a tu antojo. Y aunque no me enojo, mucho te reprocho. Porque al esconderte, de tu belleza me privas, pero al volver gran alegría me brindas.

Himno de Guerra

Cuando la noche muera y el amanecer vuelva a aparecer, el gran Dragón despertará para guiarnos hacia la victoria. La victoria no sólo sobre nuestros enemigos, sino sobre nosotros mismos, sobre el miedo que envenena nuestros corazones y nubla nuestra mente.

Hoy venceremos, porque nuestro escudo es el valor y nuestra arma la verdad, y no hay verdad que no pueda vencer a la más cruel de las mentiras y al más vil de los engaños.

Unan sus voces en un grito de batalla, porque el cielo será nuestro cuando el oscuro velo de la noche se levante y el sol brille en lo alto. Nuestra es la gloria, el cielo y el mañana.

Perfume y tierra mojada

El sol cae y surgen las sombras. El aire huele a perfume y tierra mojada, casi tan intoxicante como su recuerdo. Tan frágil y pálido como la luna. Ya no volverá, pero aún así espero. No hay un alma en la calle y aguardo en el abrigo de la noche. El silencio reina a mi alrededor. Me muero de frío y adentro hay calor humano. No entro, sólo observo el lugar. Parece que algo va a surgir de alli, algo que sea distinto al agua y a la tierra, al sol y a la luna, al viento y al trueno. Ya no estoy solo. El edificio los va escupiendo. Uno a uno caen, como hojas llevadas por el viento. Desorientados y sin rumbo. Se van apilando, como gotas de lluvia que poco a poco forman un charco de agua prístina. Agua que tapa mis pies y que tiene el poder de devolverme lo que la noche oscura me había quitado. Más sin embargo yo sigo esperando. Esperando inmóvil, sin calor, eterno.

Número: 4 – Nombre: Romualdo – Color: Rojo – Objeto: colectivo de pasajeros – Deseo: Ganar el mundial

Romualdo es un chico de 12 años no muy distinto a los demás. Le gustan los videojuegos y pasear todos los domingos en su bici roja por la plaza. Hoy, como es jueves y juega la Argentina, faltó al colegio para ver el partido. Se levantó más temprano de lo normal y se preparó una chocolatada para tomar con vainillas mientras veía el partido con su papá.

-¿Cuánto falta para que empiecen?- le preguntó al padre muy ansioso.

-Ya están por salir- le respondió mientras observaba la pantalla del televisor, -¡Ah! Ahí están-

En el televisor se podía ver a la selección Argentina y a la de Corea del Sur saliendo al campo para los rituales previos al inicio del partido.

Se tira la moneda y comienzan a jugar. Al rato se hace el primer gol.

-¡¡¡GOOOOOOOOOOOOOOOOL!!!- gritan padre e hijo al unísono con todo el edificio.

Pasan el primero y segundo tiempo. Después de casi 2 horas de emoción el contador anuncia la victoria del equipo Argentino sobre su rival 4 goles a 1.

-Bueno- dijo el padre ahora relajado –Pasado mañana es tu cumpleaños, ¿ya sabes qué queres?-

Romualdo lo mira un rato pensativo. Mil y un juegos, juguetes y otras aficiones pasan por su cabeza, pero un solo deseo quedaba fijo en su mente.

-Quiero que Argentina gane el mundial- respondió con firmeza.

-Jeje, ojalá que así sea hijo- le dice el padre mientras lo despeina cariñosamente. –Acordate que hoy tenes que ir a la profesora a pesar de que no fuiste al cole- le recordó.

-Sip, tengo a las 4- respondió apesadumbrado –voy desde lo de la Abu, hoy como allá-

-Bueno, entonces anda a terminar la tarea de la profe así te vas tranquilo para allá-

El pequeño asintió con la cabeza y se dirigió a su cuarto. Hizo la cama, se cambió y comenzó a revisar sus carpetas. Sólo le habían quedado por hacer un par de ejercicios, que terminó rápidamente. Miró el reloj. Eran las 12 y media.

-Uuuuh... ¡me re colgué!- exclamó agarrando todo lo que necesitaba y metiendolo con rapidez en la mochila.

A las corridas se despidió de sus padres y salió por la puerta. Cinco minutos después ya estaba en la parada esperando al colectivo, exhausto. Una vez que llegó, se subió y sacó su boleto. Un “vamos vamos, Argentina, vamos vamos a ganar...” lo acompañó durante el trayecto.

Martes Noctambulo

Es de noche y todos duermen. Tomo la vieja notebook y la llevo al comedor. Tarda en encender así que pongo agua en la pava eléctrica. Las ideas comienzan a fluir al igual que el té de la tetera. Olor a jazmín y hiervas. Entro en un mundo creado de mi imaginación, descubro sus secretos. Soy feliz.

Escrito en el cuerpo

Escrito en el cuerpo

Esta el paso del tiempo

Aquello que es y fue

Dejando lugar a lo que será

Escrito en el cuerpo

Están besos y caricias

Escrito en el cuerpo

Están el hambre y la sed

Escrito en el cuerpo

Están la tristeza y la soledad

La juventud y la vejez

La alegría y la algarabía

El dolor y la pasión

Escrito en el cuerpo

Están nuestros deseos

Junto a aquellos recuerdos

Que aún no se olvidan

Escrito en el cuerpo

Esta el mapa de nuestro ser

Un ser que será hoy y siempre nuestro

Sin restricción, ni destino

Porque, ¿qué es el destino

Sino lo que construimos por el camino?

El camino de la vida

Que sube y baja

Corre y nada

Y va dejando marcas

Profundas o superficiales

Que nos moldean y hacen crecer

Quedando para siempre

Escritas en el cuerpo

Corazón de Medialuna

Corazón de medialuna

A veces creciente, a veces menguante

Con pastelera o dulce de leche,

O tal vez, jamón y queso

Es un corazón cambiante

Que siente y que odia

Que ama y ahoga

Puede ser crocante y duro por fuera

Pero suave y tierno por dentro

Volver a decir Hola

Ayer te ví, seguías igual

Hoy me ví, seguía igual

Dijimos Hola y dijimos Adiós

Te di las gracias y te pedí perdón

Te admiré y tus confesiones guardé

Nos vimos crecer, nos vimos llorar

Nos vimos llegar, nos vimos partir

Te dí un abrazo que después rompí

Te quise entender, no quisiste escuchar

Una línea se creo y la dejaste crecer

Nada cambió en vos, nada cambió en mí

Comencé a comprender mi corazón

El tuyo jamás lo comprendí

Volvimos a decir Adiós

Aún espero volver a decir Hola

Y aunque este nunca llegue

Yo igual lo espero

1 + 1 = ♥

Uno más uno hacen dos

Así nos enseñan en la escuela

Un Hombre conoce a una Mujer

Y pronto uno más uno igual dos

Un Hombre conoce a un Hombre

Y pronto uno más uno igual dos

Una Mujer conoce a una Mujer

Y pronto uno más uno igual dos

Quizás, con el tiempo pasaran a ser

Uno más uno igual a tres, tal vez cuatro

Quizás seguirán siendo uno más uno igual dos

Uno más uno sin restricción

Uno más uno es el amor

Diario de un Astronauta

Bitácora del Capitán, fecha estelar 2010.49. Pasaron 4 horas desde que fuimos despertados del sueño criogénico y ya nos encontramos a menos de 2 días de destino. Júpiter. Nuestra misión es estudiar los cambios que se han detectado en los últimos años desde la Tierra sobre el comportamiento de sus tormentas. Estas siguen apareciendo con la misma frecuencia que hace siglos, pero parecen trazar una trayectoria que las junta en una gran tormenta que se encuentra entre los meridianos 23 y 34 del cuadrante 98. Mis ordenes son descender a la superficie con un grupo de reconocimiento y descubrir qué es lo que esta causando esta anomalía.

Será peligroso y puede que no lleguemos a sobrevivir el descenso. De ser así quisiera dejar algunas sugerencias para próximas misiones a este sector del sistema solar. Primero, las cápsulas criogénicas deben ser reacondicionadas para mayor confort de la tripulación, al despertar el 75% del personal sufría de tortícolis post-sueño. Segundo, lo que menos quiere ingerir una persona que lleva 4 meses y medio en criogénia es los compuestos de coliflor e hígado deshidratados, que sin importar que tan nutritivos sean, en un estómago que lleva tanto tiempo vacío, sólo genera malestar, vómitos y diarrea. La próxima vez adjunten al kit médico unos comprimidos de hepatalgina.

Sin más que agregar, concluyo la entrada del día en la bitácora de viaje del Capitán, que tras finalizar el primer párrafo tuvo que salir corriendo al baño por problemas digestivos.